jueves, 23 de septiembre de 2010

Paz en Curacaví.

Reencontrarme contigo me dejó la misma sensación de cuando volví a ver a mi hermano Leonardo, en el verano de 2001 en Granada. Es muy extraño pero uno se sabe querido y sabe que quien tiene delante se sabe querido por uno, a pesar de no haberse visto durante años. El tiempo se pliega: comienzan los recuerdos, la evidencia de demasiado rato sin verse, sin saber la una de la otra, y al unísono esa sensación de que nada ha cambiado radicalmente, de que sigues siendo la misma, de que puedes verme hasta adentro como entonces.



- Sí, han cambiado muchas cosas...

Obvio, pero no en esencia. Te conozco, lo sé y lo sabes. Me conoces, lo sabes y yo lo sé. ¿Cómo sucede eso? lo ignoramos.

La verdad es que fue un alivio sentir todo eso, mi temor a encontrarme con una señora sentada frente a la tele mientras le da coca cola a sus hijos y se queja de los problemas que tiene en la oficina y de lo malo que está el mundo según la prensa, fue grande. Por fortuna seguias siendo quien yo recordaba, así que no podía faltar: tus 30 había que celebrarlos allí donde más hicimos de las nuestras: Curacaví, la casa de tus abuelos.



Y allí estaba también Karen, la otra grande de la tríada, con su otro puñado de recuerdos y risotadas, imparable, telúrica. En cosa de horas fueron millones de vivencias compartidas, ponernos al día de las vidas de cada una. Y nuevamente esa sensación de todo igual, pero diferente.

Así fue como terminamos en casa de Karen bailando cueca, porque tu cumpleaños coincide con fiestas patrias, y para mí creo que fue demasiado entre tanto pasado y patriotismo. Con el Jose caímos rendidos en el livig de tus abuelos demasiado pronto, a pesar de la insistencia de la Karen que llegó a destaparme mientras me decía "¡Maligna, maligna! ¡Levantate!"



Al dia siguiente tu abuelo Armando no paró de hablar con el Jose, con tu abuela nos contaron su vida entera, comimos y hasta nos echamos entre pecho y espalda los mejores Dulces de Curacaví que yo había probado en mi Vida.

No sé si eché de menos algo. Creo que no en realidad. Pero estuvo muy bien todo ese recuento, y ahora quiero construír ese "to be continued" de aquello que nos ha hermanado desde hace tanto tiempo.

Salud Paz, gran amiga!!!