lunes, 11 de noviembre de 2013

Saraí

Esas telepatías ya se van haciendo habituales en mi Vida, y no me extrañaría que en la tuya. No me sorprenden pero siempre me alegran y las agradezco.

Sabes que el otro día caí en cuenta de algo. Eres la única persona con la que tengo una amistad de tipo cibernético. Me he comunicado por esta vía con gente que no conozco, sin duda, pero con ninguna he seguido manteniendo una amistad, y de hecho siempre ha sido por motivos prácticos. Pero lo curioso, es que te siento una amiga. Cuando hablo de tí, hablo de "mi amiga de México" y sólo hace unas pocas semanas cai en cuenta de que no nos conocemos. Es por eso que decido responderte por aquí, no por ser indiscreta, sino como un símbolo de nuestra amistad, que se gestó a través de nuestros blogs.

Lo agradezco. Es un tipo de afecto que no conocía este de sentir amistad por alguien de quien sólo conozco sus letras y algunas fotos. No sé si la "mexicanidad" tendrá algo que ver, por lo de mi obsesión con tu país y esa cosmovisión de algunos de sus pueblos que tanto me cautivan. Pero lo que rescato es esa confirmación de que la amistad va más allá de haber vivido cosas junto a otro o no. Pareciera que tiene esa característica que la hace más sencilla, y por ello mismo tan hermosa, de que no exige, no pide nada a cambio, simplemente en algún momento nace y no importa que pase mucho tiempo, ni importa conocerse en persona, ni importa si me das o si te doy, ni siquiera importa si es recíproco.

Lo agradezco. Te agradezco. Tu existencia en mi Vida, por cibernética que sea, es una suerte de modelo de cómo quisiera llegar a amar al mundo. No lo digo como cliché ni para coquetearte, lo digo porque una de las primeras personas a las que le dije que "no sabía amar" fue a tí y tu respuesta "todos sabemos" me ha acompañado desde entonces, en una búsqueda cada vez mayor por aprender a hacer algo que este mundo nos ha enseñado mal, convenciéndonos de que es algo que no se puede ejercitar sino que simplemente se da o no se da, donde siempre hay una moneda de cambio, donde siempre se ejerce la violencia de pretender poseer al otro, a su intención, a su libertad.

Te envío un abrazo de gratitud sincera y sentida, que aunque no sabemos si algún día podremos dárnoslo en persona, sé que lo recibirás con la misma naturalidad con la que recibes mi amistad en código binario.

Salud Saraí, que haya Paz entre tu Alma y la mía!!