Huí.
De los golpes metálicos en su cabeza
de los zapatazos por toda la casa
de las mujeres cada noche distintas
en la pieza de al lado
de mis manos sobre el piano
de los hilos sobre mis manos.
Huí del colegio
de la ciudad
de mi casa.
Huí.
Corrí a esconderme del fantasma mas hermoso
cerca del mar
en una catacumba
bajo el Arco del Triunfo
en los rincones de oscuras callecitas góticas.
Huí de las órdenes y los disparates
del misticismo
de la alegría
del amor directo como lanza
de las convenciones
del color.
Y allí a donde fui
estaban los golpes metálicos
los zapatazos
las mil mujeres
el fantasma bellísimo.
Huí entonces de nuevo.
Abandoné el puerto
la catacumba
el Arco
el Triunfo
las callecitas góticas
la ciudad.
Huí de la casa
los amigos
los ruidos
los juicios (hacia mí)
las órdenes
los disparates
las convenciones.
Y allí, en la oscuridad y el silencio
oí el metal
los zapatos
las mujeres
el fantasma.
"¿A dónde ir?"
le pregunté al espectro
que me sonríe pacífico
y mientras espero
silenciosa
atentamente
su respuesta
los golpes metálicos y los zapatazos
la mujeres de al lado
las órdenes
y los juicios
se van esfumando.