miércoles, 3 de septiembre de 2008

Mi más suave brisa...

Las flores del ciruelo comienzan a brotar,
el cielo, aunque gris, se despereza luminoso.
Tu mirada me llega como una ráfaga bendita,
dulce, suave, pero también ígnea, casi violenta.

Y no me canso de pensarte,
volcán telúrico que enciende mi Vida,
lago cadencioso que besa mi piel.

Poco a poco van poblándose los espejos de mi alma,
voy soltando las armas con las que luché conmigo misma,
contra el odio que surgía venenoso,
contra la culpa hacia un lado o hacia el otro,
contra el eco de mi ira.

No tengo agallas para hablar en voz alta,
solo una sonrisa tenue que se va dibujando en mi rostro,
un pensamiento suave que se desliza entre mi ropa,
la soltura fresca de una mañana de garúa.

Cuando cierro los ojos no logro evocar tu cara,
pero la sé, como sé que estás aquí dentro
cada momento, cada noche, cada vez que me despierto,
como sé que te disuelves dentro mío inconteniblemente,
como sé que hoy te siento y mañana,
tal vez,
ya no pueda hacerlo.

2 comentarios:

Dené dijo...

Creo que si algo "comprehendi" de lo que lei, definitivamente no fue la parte en que te refieres a los espejos... Ensayo con este archivo de audio al respecto.
Ostiones!
Dn´

http://sharebee.com/577ee9ee

leoperbo dijo...

Buscaba gente inspirada que compartiera mi gusto por la película "Claroscuro", te encontré y esta entrada fue la primera que leí... Me sentí transportado, identificado.

"Como sé que te disuelves dentro mío inconteniblemente"... Y la piel se eriza.