viernes, 6 de agosto de 2010

Hacer o no hacer...

Una amiga que a veces es sabia me dijo un día que en algunos momentos lo mejor que uno puede hacer es no hacer nada.

Hoy siento que debo aplicar este axioma. En la ocasión en la que mi amiga me lo dijo resultó muy fácil, ya que el enredo en el que nos encontrábamos era de tipo práctico. Pero ahora resulta más difícil, aunque ineludible.

Hace algunos días, estando yo muy triste por algunos acontecimientos, alguien muy querido me dijo a pito de nada, que lo considerase muerto. Abatida por el día que había tenido y conociendo a esta persona, decidí no preguntar nada, decirle que sí a todo y desearle buenas noches. Poco después leía en su Facebook lo solo que lo habían ido dejando sus "amigos" y lo feo que es el mundo. Mi impulso fue decirle que no le extrañara, ya que él mismo había ido alejando a la gente de su lado (su lema: mejor solo que mal acompañado.), pero no lo hice, como no le envié el mail inicial que escribí con rabia después de nuestra última pelea, y como no le pregunté porqué estaba enojado conmigo esta vez. Algunos días después le escribí que lo quería mucho, y recibí como respuesta que el querer a alguien no es sólo una palabra bonita.

Estoy de acuerdo con él. Pero realmente creo que la mejor acción mucha veces es la no acción. Como en este caso.

También sucedió que el hombre a quien amo me dijo que necesitaba alejarse de mí. Ya nos habíamos alejado formalmente hace una semana atrás, pero a pesar del terremoto inicial, habiamos logrado llevar unos días agradables, un tanto tristes producto de la ruptura, pero menos duros gracias a la certeza del cariño y el intento por mantener el buen trato. Su petición me irritó. No podía comprender que prefirese la frialdad de la lejanía y el trato hosco a una separación triste pero cordial. Me sentí defraudada y harta, y aún más enojada cuando, después de haber sido él quien demandara este alejamiento, comencé a recibir mails, mensajes al celular y llamadas en los que me repetía cada vez cual era su intención.

Contesté el primer mail, pero preferí no volver a hacerlo con los posteriores, como tampoco contestar las llamadas ni los mensajes. Al principio lo hice desde la revancha, es cierto, enojada y dolida como me sentía. Pero luego comprendí que en realidad era lo mejor que podía hacer. Nuevamente no hacer nada.

No sé cómo decantarán estas situaciones. No sé si logre convertirme en alguien más sabia con esta actitud y con las acciones "sí acciones" que emprenda a partir de ahora. No sé si las personas a quienes amo entiendan que los amo aunque no "haga" algo explícito para demostrarlo. Pero sé que el círculo de acción y reacción ya no es una opción para mí. Talvez vuelva a caer en él muchas veces porque soy reactiva como el ácido, pero no es una opción, ya no es lo que creo "que se debe hacer".

Espero que esta comprensión me ayude a ser más feliz.

2 comentarios:

FERNANDA dijo...

es que a veces amiga simplemente no hay que hacer nada, porque ya nada tiene sentido en ciertas situaciones... a veces lo que hay que hacer es precisamente soltar, dejar de hacer cosas, y por muy simple que parezca a veces resulta ser lo mas complejo. tu amiga tenía razón, al menos en las situaciones que planteas. parecieran que no tienen vuelta atras y frente a eso es mejor dejarlas ir...
Besos y abrazos bien apretados.

Chanthy dijo...

Cuando sucede algo así, cuando decido guardar ese hartazgo, cuando lloro de rabia y la gente simplemente no lo entiende, ni lo entenderá...lo mejor es soltarse del apego, dejarse ir, muy a menudo la gente reacciona, otras veces no, y si no lo hacen, es porque ya no les interesa. No se trata de hacer o no hacer, también es cuestión de silencios para escuchar lo que estamos sintiendo y con ello seguir la ruta...