Y si por un instante
los cangrejos se callaran
y me dejaran conciliar
este sueño errático
Si pudiera oír los violines
el agua entre las piedras
los bosques de mi pelo
las arañas y los ciervos
y este torrente ígneo
que intuyo dentro mío
No existiría idea que me pegara al suelo
me bañaría en mi propia leche
de lo fecundo de mis signos
de mi boca nacerían hadas
de mis manos caerían mundos
de mi padre crecerían soles
de mi madre encontraría el rastro
trocaría los ídolos por cristales
sazonaría los embrujos con hinojo
me partiría los huesos
y me colaría bajo los portones
como los gatos
para mirar bajo la falda de la Vida
y robarle un trocito
una pluma aunque sea
una hoja
o una mota
una hilacha del vestido
una hierba de su monte
una brizna de su nombre
magnífico nombre por el que vale la pena nacer
o haber nacido
Los canallas se morderían los labios
en mi cuerpo crecerían duraznos
me llenaría de saltamontes y grillos
y posiblemente el Viento
renacería de entre sus cenizas
y me dictaría los poemas
que todavía le llenan la boca.
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