Hace unos días que estoy de cuidadora en el Parque de Estudio y Reflexión Los Manantiales. Es la 3ª vez que lo hago y siempre ha sido una experiencia especial. Estar aquí pone en situación de resolver conflictos internos, por algún motivo éstos quedan en evidencia y es difícil desentenderse de ellos. Y siempre suceden eventos significativos, por eso es que se me ocurrió que podía ser interesante hablar de ellos, de ciertas sensaciones que se detonan al observarlos y observarse.
El Parque está emplazado en el Km. 69 de la Ruta 5 Norte. Cuenta con humildes pero confortables piezas con baño para 2, 3 y 4 personas, una sala de estudio o reunión con cocina, una sala para reuniones y un quincho para eventos. Además, como en todos los parques siloístas, hay 5 elementos simbólicos que representan la forma en que la conciencia humana ha contactado e interpretado lo Sagrado en distintas épocas y culturas: El Umbral, que es por donde se accede al Parque, y que busca marcar el cambio de estado que experimenta quien se decide a realizar una transformación de su propia Vida, está inspirado en el Shinto; La Estela, que es una suerte de Muro de Reconocimiento, muestra los nombres de quienes aportaron en la construcción del Parque en cuestión, inspirada en las estelas mesopotámicas, egipcias, sumerias o mayas que daban testimonio de lo acontecido durante las construcciones de los templos o las ciudades; La Fuente, inspirada en el Yoni Lingam o Shiva Lingam con el que en India se representa la fusión de los principios femenino y masculino como origen y motor de la energía; El Monolito, que fija la coordenada del tiempo y el espacio y une la tierra con el cielo, inspirado en los minaretes preislámicos; y finalmente La Sala, donde se realizan ceremonias para pedir por uno mismo o por otros, o donde cada cual puede realizar sus meditaciones o prácticas de contacto con Lo Profundo, tiene forma de semi esfera por dentro, y por fuera es una cúpula terminada en una punta donde flamean banderines que representan el Fuego Sagrado, está enmarcada por 4 accesos que, vistos desde arriba, forman la Cruz de Chacana. Su interior está exento de imágenes y simbolos, a fin de que cada cual proyecte lo que nace del interior de sí mismo.
En este contexto me encuentro hoy, 4º día de mi 3ª función como cuidadora. Las tareas son simples: recibir a los visitantes, velar por el agua (que, como en muchas zonas, aquí también escasea), abrir y cerrar puertas, encender y apagar un par de luces, cuidar que los visitantes tengan las comodidades que requieren para que así no existan distracciones en sus trabajos, etc. ... el resto es conexión conmigo misma y con los demás, comprensiones y eventos casi mágicos.
(Continuará...)
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